miércoles, febrero 18, 2009


La literatura es necesaria

Entrevista al escritor mexicano Víctor Barrera Enderle: “Estamos sobre un pantano. Las editoriales tratan de vendernos cada libro que publican como una obra maestra, pero hace tiempo que no hay una gran novela latinoamericana. Un Premio Planeta, por ejemplo, al año siguiente de su edición ya nadie lo recuerda, debido a que la obra fue armada y ornamentada para un momento preciso”

por Eugenia Montalván Colón (Texto y fotos)

(La Habana, 15 de febrero de 2009) En una primera ojeada al libro Literatura y globalización, de Víctor Barrera Enderle (Fondo Editorial Casa de las Américas, 2008) encontramos repetido un concepto básico: “industria cultural”. Entenderlo nos permite saber a qué le tira el autor con esta obra que fue presentada la semana pasada en la Feria del Libro Cuba 2009: “durante buena parte del siglo XX —explica— las empresas culturales las patrocinaba el Estado, incluyendo las editoriales. Los escritores no vivían de sus ventas, sino que combinaban su oficio con el de maestros, licenciados, políticos y otros, lo cual no impedía, por supuesto, que fueran excelentes, al contrario, pero de un tiempo a esta parte, o sea, a partir de los años 60, hay un auge de la literatura latinoamericana que permite a los escritores conquistar cierta autonomía en cuanto a difusión y ventas.

“Así es como se gesta el interés internacional en la literatura latinoamericana. Después —explica a grandes rasgos—, viene una crisis política, económica y militar en los años 70 y 80, y ésta afecta muy profundamente la vida cultural latinoamericana; es cuando cambian muchos factores y surgen las industrias culturales: empresas editoriales transnacionales que se aprovechan del interés sobre la narrativa latinoamericana e intervienen de manera directa en la producción y difusión de obras y autores. Ese mercado cobra cada vez mayor fuerza y tiene un fuerte efecto fuerte en el campo cultural y, conste, yo no lo satanizo ni mucho menos, eso pasa y hay que ponerle el ojo. "

“Lo bueno —añade Víctor Barrera—, es que determinados escritores han conseguido cierta independencia y han logrado ver que su obra se publique en América Latina o España desde la comodidad de su casa. Lo malo es que a veces esas editoriales, sobre todo en narrativa, determinan y clasifican lo que ellos quieren vender como literatura. Ejercen acciones que no les corresponden. Son arbitrarios, no toman en cuenta a los lectores ni a los críticos. Es el proceso que intento estudiar: la producción, difusión y recepción de la narrativa latinoamericana bajo ese nuevo panorama.”

El escritor manda por correo electrónico una obra a su editorial sin más trámite, o bien arma su blog y se comunica con el mundo, también desde la comodidad de su casa, ¿qué tiene que decir sobre el asunto?

—Eso tiene sus riesgos. Puede ser un arma de doble filo. Me parece muy bien que los escritores y artistas puedan trabajar así, especialmente cuando no viven en las capitales de sus países, como en mi caso. Lo malo es cuando esta dinámica empresarial o industrial de la cultura impone temas a la creación precisamente porque vives en tal o cual zona. Por ejemplo, se da por hecho que si vives en el norte de México tienes que escribir de narcotráfico o de la frontera, y hablo en serio, yo tengo amigos novelistas que han sufrido el rechazo de sus manuscritos porque no había suficiente contenido narcotráfico en sus novelas, lamentablemente.

“Ahora, el uso de la tecnología me parece muy bien, pero la idea del blog que algunos ven como la democracia total, no sé si sea lo suficientemente bueno. El escritor puede subir su texto a internet en cuanto lo termina y, sin embargo, yo creo que requiere cierto distanciamiento de su obra y analizarla bien antes de publicarla, aparte de un editor, por supuesto. La inmediatez no garantiza que se trate de una buena obra.”

De esta manera, sale a relucir la médula del quehacer de Víctor Barrera Enderle: la crítica literaria: “se necesita un trabajo editorial crítico —dice el entrevistado recapitulando—, incluso de la misma producción que aún está en manos del Estado, pues se habla mucho de que éste debe financiar la cultura, y está muy bien, pero al mismo tiempo el Estado debe propiciar que haya una mediación crítica sobre la cultura”.

“Literatura” y “globalización” no son palabras que comúnmente veamos de la mano, ¿a qué responde este título, qué pasa con la literatura en estos tiempos de crisis?

—Estamos pisando sobre un pantano. Se están reacomodando muchas cosas, y a pesar de lo que dicen las editoriales sobre cada una de las obras que publican tratando de vendérnoslas como “obra maestra”, al menos en narrativa hace tiempo que no hay una gran novela latinoamericana. Estamos tan dentro del fenómeno, que requerimos distanciarnos para tratar de verlo desde una perspectiva más amplia. Sin duda hay buenos autores, pero hay que ver quiénes quedan y quiénes no, porque un Premio Planeta, por ejemplo, al año siguiente de su edición ya nadie lo recuerda debido a que la obra fue armada y ornamentada para un momento preciso, aunque realmente no logre impactar a los lectores. Sin embargo, por mucho poder que tenga la industria editorial, no puede eliminarlos.

Si lo vemos así, el problema es grave...

—Y lo único que queda es que en la medida de lo posible cada lector ejerza su derecho como tal. Que lea lo que le llame la atención, que descubra a sus autores preferidos por cuenta propia. Finalmente, “lo literario” es una necesidad estética que tenemos todos los lectores.

¿Qué implica para un autor y editor como usted, —de Monterrey—que su libro se haya publicado en Cuba y no en México?

—Es irónico, ¿no?, pero mis ensayos han tenido más impacto (entre comillas) en Cuba y Chile que en México, porque no vivo en la Ciudad de México y no me interesa hacerme publicidad ahí. Trabajo a gusto desde donde estoy, y aquí en Cuba encontré gente afín a los temas que me interesan.

Quizá en Cuba no lo sepan, pero en México a los que nacieron en Monterrey se les dice regios. Víctor Barrera Enderle es, por tanto, un regio pura cepa: platicador, como pocos, inteligente y amigable, así que uno podría pensar que el oficio que eligió le queda a la medida, mas no es así. Aún se difunde con cierto dolo que el crítico es un escritor frustrado, y eso a Víctor le crea enemistades o, en todo caso, anécdotas memorables que reflejan incomprensión a su trabajo. Por eso dice: “uno entiende que las editoriales y los medios de comunicación traten de silenciar la crítica porque muchas veces va en contra de sus intereses, pero lo incomprensible es que los escritores renieguen de ella y, en consecuencia, de nosotros. ¿Por qué? El crítico ejerce un tipo de lectura necesaria en el campo literario. Es más —recalca—, los críticos somos los más optimistas entre todos los lectores posibles porque, en primer lugar, compramos libros y, a diferencia de muchísima gente, pensamos que la literatura es necesaria.”

Literatura y globalización, de Víctor Barrera Enderle, pertenece a la Colección Cuadernos de Casa de las Américas y cuenta con una nota introductoria de Jorge Fornet